Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.
Nuestros cerebros están más ocupados que nunca. Nos vemos asaltados por videos, mensajes, comentarios, opiniones y rumores que se hacen pasar por información. Intentar separar lo válido de la paja, lo que realmente se quiere saber, de lo que se puede ignorar o nos molesta, resulta agotador.
El socialismo no es una economía, es el campo de batalla entre lo nuevo y lo viejo: democracia representativa en el parlamento, más democracia comunitaria en las comunidades agrarias y urbanas, más democracia directa en las calles y fabricas. Solo hay una propiedad y una forma de administración de la riqueza que tiene la llave del futuro: la Comunitaria.
Las personas que crearon el euro creían que unificando las monedas europeas iban a unificar también las mentalidades, pero las sociedades están condicionadas por los valores de su estructura familiar. Francia, históricamente, ha vivido en un sistema en el que la herencia era repartida a partes iguales, al contrario del sistema alemán de heredero único, que genera autoridad, desigualdad y jerarquía.
El capitalismo, con su apuesta por el crecimiento, nos ha servido como modelo durante un tiempo en el que había “mundo” por descubrir, mundo que explorar y explotar, pero a medida que nos aproximamos a los límites de recursos y ecosistemas de nuestra biosfera, cada vez va a ser más evidente que va dejando de resolver las cosas para convertirse en el problema.
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